EL FUEGO




Se supone que el hombre prehistórico conoció el fuego por la erupción de un volcán, un incendio de pajonales o la caída de un rayo.

El fuego fue conocido por el hombre casi 500.000 años antes de Cristo.

En sus comienzos, el mayor problema era cuidar ese fuego que llevaban a las aldeas y mantenerlo encendido. Todavía no sabían encenderlo ni alimentarlo con combustibles.

Cuando entraban en posesión del fuego era probable que nuevamente lo perdieran. Y había que esperar que otra vez la naturaleza les brindara la oportunidad de volver a conseguirlo.

A raíz de esta necesidad, se nombraron guardianes del fuego.

En Roma existió la orden sacerdotal de las vestales que cuidaban del fuego sagrado. Si una vestal dejaba apagar el fuego sagrado era sepultada viva en castigo.

Cuando el hombre prehistórico logró encender el fuego, dominó uno de los elementos que más iba a servir en el avance de la civilización.

Una de las huellas que aseguran el uso del fuego en la prehistoria, data de 340.000 años antes de Cristo, fue encontrada en China. Pero no se sabe con certeza si lo conservaron de la naturaleza o si lo encendieron por sí mismos.

PRIMEROS ÉXITOS

El primer método de encendido suponen que fue el del frotamiento de una punta de palo seco sobre un mismo punto de una madera seca.

Otro similar consistía en frotar una liana en una ranura efectuada en la madera.

El más común fue el de rotación de una punta de palo sobre una madera.

También se logró encender mediante chispas producidas con piedras que contengan piritas de hierro.

Además del encendido, se debió resolver el problema de dónde encender y conservar el fuego: sobre piedras, en cavernas, enterrado en un pozo, enterrado en un hueco revestido con piedras.

Habría que esperar hasta 1827 (otros dan el año 1832) para lograr disponer de un invento como los fósforos, para lograr un encendido fácil.

USOS VARIOS

Y el hombre, al tener el fuego, comenzó a descubrir sus posibilidades:
Al mantener las fogatas, obtenían calor en los crudos inviernos.

El fuego y el humo de sus fogatas le sirvieron para efectuar las primeras comunicaciones.
Con teas encendidas lograban mantener alejados a los animales peligrosos.
Se servían de las llamas como armas en las luchas y cacerías.

Los hombres, que hasta entonces, se alimentaban de alimentos crudos, comenzaron a notar que era más cálido y reconfortante la comida cocida y caliente, en especial en los climas de frío riguroso.

Cocinaban la carne de los animales que cazaban, poniéndola en una varilla paralela al fuego, apoyada sobre dos parantes verticales.
También envolvían la carne en abundante barro y la colocaban en un hueco con brasas en la base y también cubierta en la parte superior por abundantes brasas.


Y una tercera forma, ya utilizando recipientes, sobre el fuego, para realizar la cocción.
Al prestar atención a la tierra endurecida en derredor de las fogatas, comenzó a trabajar en barro, moldear y luego mediante la cocción sobre el fuego, lograr piezas de alfarería, vasos, vasijas y recipientes, que a la vez les servían para cubrir sus necesidades (Hay muchos vestigios de vasijas realizadas en arcilla por el hombre del período mesolítico, alrededor del 8.000 antes de Cristo).

Con el transcurrir del tiempo fue logrando avances y comodidades; y utilizó el fuego para alumbrarse en las horas de oscuridad, con lámparas y velas.
Y también lo usó para hacer funcionar las fraguas, los hornos, derretir metales y lograr la fabricación de diversos elementos, desde el pan de cada día, hasta las herraduras de los caballos o las fabricaciones de lozas y porcelanas, pasando por variedad de productos. lo usa para la cocción de la alimentación, la calefacción, y un sin fin de cosas cotidianas que hacen más placentera la vida.

¿Qué sería de la humanidad sin el fuego!

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